Fátima Bisbal no encontraba vestido de novia. Cuando parecía que ninguno era el ideal, entró en La Bohème, se dejó llevar y le confeccionaron uno que ella recuerda como «una pieza de arte».

«Llevaba un mes buscando y pensaba que nunca lo encontraría -explica- ¡hasta lloraba de la desesperación! Entonces, una compañera de trabajo me dijo que ella se lo había hecho en La Bohème y que estaba encantada», indica.

«Desde el primer momento, me aconsejaron y estuvieron pendientes de mí. Yo tenía algunas ideas equivocadas: quería la cintura más baja  o un vestido en dos piezas; me hicieron ver que eso no era lo que más me favorecía. Me puse en sus manos y todas las preocupaciones se fueron. Dejé de preocuparme por el vestido y consiguieron que estuviera completamente tranquila y confiada. ¡Hasta me emociono al recordarlo!», añade.

Respecto a su vestido, no duda en calificarlo de «espectacular». «Es, sobre todo, muy elegante. La parte de arriba tiene los hombros descubiertos, es de tul bordado con chantilli en plata con encaje blanco. Las manguitas son francesas, con acabado en plata por debajo del codo y tiene la cintura en plata también. La espalda es de tul, en forma de pico. La falda, tiene exactamente la forma y la cola que ellos me aconsejaron», detalla.

¿Lo que más valora de La Bohème? Las facilidades y el trato. «Nunca me había hecho un traje a medida y me daba miedo que el resultado no me gustara. Tenía la inquietud de no saber cómo sería el acabado final. Pero me puse en sus manos y me dejé aconsejar. Ellos se amoldaban a mis propuestas pero las transformaban en algo maravilloso. Otra cosa que me encantó fue que no te agobian con los tiempos y que siempre tienen una sonrisa, desde que entras hasta que te vas», concluye.

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